Sería una gran pena comprobar que, si lanzáramos esta pregunta entre los mismos profesionales del ámbito de los Recursos Humanos, serían muy pocos los que responderían de forma correcta.
¿Por qué una palabra que tanto se utiliza, es en el fondo tan desconocida? ¿Por qué a veces es empleada de forma banal y trivial, y no es respetada como se merece?
Desde mi punto de vista, el que este término esté en boca de todos y se emplee en variados contextos, no le hace ningún favor. El que este vocablo sea utilizado para designar todo tipo de actividades, por asesores en programas de televisión etcétera ha provocado una gran confusión.

Por desgracia, el Coaching se ha desprestigiado últimamente en las empresas debido en buena medida a lo comentado anteriormente y a lo que Jose Mª Buceta denomina (en su libro “Psicología del Coaching: ¡Basta ya de Cuentos Chinos!”) “estafadores emocionales” (a esos individuos que juegan con las personas, describiéndoles el coaching como la panacea a todos sus males).
En mi opinión, esa desvalorización también tiene su origen en la existencia de personas que se autodenominan Coaches y que ni siquiera pasan la ITV mental mínima (utilizando la expresión del primer autor que en España escribió un libro sobre Coaching: Javier Cantera).
A veces, dicho desprestigio, también procede, desde mi punto de vista, de una mala utilización de esta herramienta, al no respetarse la libertad y confidencialidad del coachee por parte de algunos departamentos de RRHH que obligan a sus directivos a formar parte de estos procesos de desarrollo, sin una voluntad plena.
Lo lamentable de todo esto es que, como en otras ocasiones, están pagando justos por pecadores.
La clave del Coaching (como afirma Isabel Aranda en su libro “Psicología para Coaches”) consiste en acompañar a una persona, a que ella misma encuentre las respuestas que necesita, para alcanzar sus objetivos. Por lo tanto el enfoque del Coaching es Constructivista, ya que concebimos a los seres humanos como individuos en continuo desarrollo y crecimiento. Serán las preguntas poderosas que le formule su coach, las que harán reflexionar al coachee y ampliar su mirada para, en base a eso, proponerse su propio plan de acción, pues no hay nada que nos comprometa e implique más que ser nosotros mismos los que nos planteemos “qué hacer y cómo hacerlo” para conseguir nuestros retos.
El Coaching no es terapia, es una metodología que se utiliza con personas sanas y tampoco consiste en dar consejos. Si realmente hay algo, que identifica y diferencia esta metodología de otras, es la neutralidad y no directividad del coach, que no aporta a su coachee en su proceso de desarrollo, ni su perspectiva, ni sus propias soluciones.
Creo firmemente que la herramienta del Coaching cuenta con un gran poder para transformar a las personas cuando es bien utilizada y por buenos profesionales.
Es responsabilidad de los que llevamos a cabo procesos de coaching prepararnos sobre todo en habilidades interpersonales (escucha activa, empatía, madurez emocional, respeto, etc) y fomentar nuestro propio crecimiento personal, ya que no es profesional trabajar con los demás si previamente no nos hemos trabajado a nosotros mismos.

Me encantaría conocer tu opinión sobre el Coaching ¿conoces algún Coach que recomendarías?
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